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Mi propuesta
Si ya existen herramientas automáticas...
Todos hemos utilizado aplicaciones de traducción y corrección automáticas que nos han ayudado a salir de un atolladero. Estas herramientas, sin embargo, no saben cuál es nuestra intención con el texto: pueden corregirnos faltas ortográficas, pero difícilmente acertarán qué estilo, expresiones y ritmos necesita nuestra producción.
Lo mismo sucede con la traducción: ¿cómo traduciríais «sobremesa» al inglés? Realmente, sólo se llegaría a una aproximación, por lo que se debería ser consciente de cómo usar las palabras para albergar (casi) todos sus matices originales.
Las máquinas pueden ser útiles, pero es sólo a través del diálogo y la empatía humana que llegamos a la auténtica eficacia.
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